jueves, 27 de diciembre de 2018

domingo, 16 de diciembre de 2018

Nuestro Hogar - Chico Xavier (Completa)

Una recreación inspirada del mundo espiritual. Quienes hayan leído el libro "La vida entre vidas" de Michael Newton encontrarán similitudes.

martes, 27 de noviembre de 2018

Psicoterapia Regresiva mediante Hipnosis Consciente.







Todo un mundo de sorprendentes descubrimientos se ocultan en el inconsciente. Es posible rescatarlos y acceder a sus significados transformadores. Nuestra vida presente se asienta en causas que desconocemos conscientemente.





miércoles, 9 de mayo de 2018

Cepsiblog: Hipótesis de las repercusiones de VES en las nueva...

Cepsiblog: Hipótesis de las repercusiones de VES en las nueva...: Hipótesis de las repercusiones de VES en las nuevas generaciones. Se puede hipotetizar y teorizar acerca de las repercusiones que se...

Dificultades y distracciones en el camino de la auto realización trascendente.




Dificultades y distracciones en el camino de la auto realización trascendente.



Una versión mítica de las etapas de la vida de Buda nos dice que Siddharta, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a unmaestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la sitar. Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda del sitar se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddharta comprendió el camino del medio:tanto el ascetismo extremo como la vida de de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entrde el placer exacerbado y el ascetismo extremo.

Siempre se ha tratado de confundir a los aspirantes del saber con mensajes opuestos. Doctrinas contra doctrinas, interpretaciones enfrentadas en una misma doctrina. Conciencias nacionales frente a otras conciencias nacionales; pobreza frente a riqueza, etc. Todo categorizado entre bueno y malo aplicado a cualquier aspecto: Bloques estratégicos de hegemonía mundial, naciones entre sí, ideologías políticas, concepciones religiosas, cuestiones étnicas, clases sociales, categorías de género, rivalidades competitivas en deportes, enfrentamientos en cuestión de liderazgos; celos y envidias entre conocidos, hermanos y familiares. Estrategias de dividir y confundir, unos en la cuerda demasiado tensa y otros en la floja. Perseguidores y perseguidos, agresores y víctimas a los que se une el rol de salvador que, frecuentemente en el afán de mediar y pacificar, acaba cayendo víctima de ambos contendientes cuando no pueden persuadirlo a una de las causas.

Dejemos que los espíritus pobres se agoten en estos pleitos; veámoslos sumirse en el dolor de sus propias creencias en conflicto. Roguemos y oremos para que encuentren el equilibrio y la paz.

Ser guerrero es tratar de vivir conforme a la integridad e impecabilidad. El guerrero acepta el desafío de estar en todo momento en el aquí y ahora, es decir con el Soy y Vivo. En el siguiente momento podría no estar vivo. La conciencia del instante presente vivido, experienciado. Darse cuenta de que nadie le zarandea cual veleta. El árbol con raíces profundas sacudido por vientos y tempestades, que puede perder hojas, flores y frutos, pero se mantiene allí sin sucumbir a las presiones del ambiente. Ese salvaje en la jungla que va al encuentro de su sustento sabiendo que en vez de cazador, puede ser cazado si disminuye la conciencia en alerta y se deja arrastrar por deseos y pensamientos que lo apartan del aquí y ahora. El tigre que lo acecha lo cazará. El guerrero debe encontrar su sustento y darse cuenta de que se le acecha. Si los deseos, los pensamientos, la fantasía, las creencias le apartan del estado de conciencia del “aquí y ahora”, el guerrero será cazado por su falta de integridad. El guerrero que está acechando a su objetivo y meta y se da cuenta de qué peligros asimismo le acechan por doquier que pueden impedirle obtener éxito en su propósito. Discurrimos por el valle y desde lo alto del risco nos observa el Búfalo Blanco sugiriéndonos dónde está el poder de la “mente pura”, pero hemos de mirar a lo alto y no dejarnos atrapar por la maraña del matorral y sus espinas. El guerrero está presente en el constante “aquí y ahora” y sabe que en cualquier momento la “Gran acechadora”, la Muerte, le dará caza. Mientras no le toque y, nunca puede saber cuándo será, aprovecha cada instante de su vida para alcanzar la impecabilidad.

 Ser vidente es permitirse ver la luz en todo cuanto existe. En sí mismo y en lo que le rodea sea vivo, inerte o insensible. La luz se encuentra en todo y el vidente debe verla en todo; debe confiar en su inspiración, en su creatividad, en lo que le indica sus ojos y demás sentidos y alcanzar a ver, con la intuición, su mundo interior y el misterioso mundo del espíritu. Él sabe y siente que cuenta con un “sol interior” que le ilumina desde dentro aún cuando se sienta transitar entre tinieblas. Es un guerrero que “ve”. Esa luz o sol interior es su brújula, su guía, su inspiración y su iluminación; cuando está en contacto con ella puede volar como un águila por las regiones del espíritu viéndolo todo desde “arriba”. Su fuego interno le da claridad y fuerza para “volar en pos de la libertad”. El sol o luz interna es igual a la luz externa. Sabe que lo que hay dentro  es también lo hay fuera, lo que hay arriba es lo que hay abajo. ¿Luz u oscuridad? El guerrero elige siempre la luz, la impecabilidad, la senda de la pureza que también es la de la belleza. Su guía es la autenticidad su contacto con la verdad de su ser. Allí tiene que quemar sus adherencias, allí tiene que renunciar a todo cuanto no sea luz y visión clara. Su ser y luz interna tiene que ser escuchada cuando el ego en su mente le trate de deslumbrar con ilusiones y creencias ajenas, por muy potentes y apasionadas que sean y por muy justas que aparenten ser. El guerrero vident4e intuye y ve lo que de engañoso y seductor puede ser el Reino de maya. Y que tratará de apartarlo de la senda comprometida en la obtención de la libertad o iluminación. También debe darse cuenta de que su propia sensación de claridad es un espejismo y lo puede atrapar en un poderoso creer que tiene luz y claridad, poseedor de la verdad. Esta es la muerte del guerrero. Creerá estar iluminado cuando en realidad su búsqueda de la “libertad” ha cesado. Se sentirá ilusoriamente iluminado hasta que le toque la muerte y lo peor es que puede arrastrar consigo a otros aspirantes que depositen en él su fe. Su luz es un espejismo que continuamente se alienta y engrandece. El guerrero vidente debe desafiar esta ilusión de claridad, considerarla como un desafío y seguir la senda de la impecabilidad, entregándose humildemente a su labor de acecharse y de ser digno de contactar con la genuina luz de su ser en armonía con la que se manifiesta en el mundo que le rodea y del que forma parte.

Desde el Sur le llaga una dulce caricia. La Vida le susurra en el oído su dulce canción de amor. La dulzura de la Madre Tierra le arrulla en su regazo con amor incondicional. Le dice “Eres una criatura creada y criada en mí, envuelta siempre, en espíritu y materia de mi mística y misteriosa presencia”. Él es su hijo y ella desde antes de nacer ya le entregaba todo cuanto es para que viva, evolucione y muestre el esplendor de su ser, que no es otro, que una pequeña mota de su propia consciencia de Ser. El guerrero vidente dice: “Sí. Procedo de Ti, en Ti vivo, de Ti obtengo todo cuanto necesito en lo material y espiritual y constantemente me abrazas y besas con tu luz y amor diciéndome que comparto todo cuanto Tú eres. Mis lágrimas de conmovido amor riegan mis pasos, un amor tan puro que en Tus brazos me entrego disipándose todo temor e inseguridad. Ese llanto feliz de pertenencia a Ti, un ser tan poderosamente amoroso, restaurador y sanador”. Ella es una madre acogedora que todo lo da, y susurra aliento de libertad entre abrazos y besos de cuidado, amparo y solaz. Ahora la luz unida a la compasión y el amor llena el espíritu del guerrero vidente. El amor hace que irradie su espíritu, su poder y su medicina por donde quiera que transite. El guerrero vidente se convierte en un dador de amor y sanación; con el amor se disipa la ilusión de claridad y el envanecimiento de creer poseer la claridad se transforma en una humildad de ser un grano de arena, una matita de hierba, un gran roble o un divertido mono. Transita con pié desnudo acariciando a cada paso a la Madre Tierra, aspira su amoroso aire portador de vida, observa la belleza de su amorosa creación, bebe y como de su propia sustancia amorosa, yace durmiendo entre los brazos,  con el oído pegado a su corazón de madre y los sueños reúne a todas sus criaturas en su útero arrullándolas de su incondicionalidad, en vida material e inmaterial. Sus besos y caricias son la propia belleza de vivir en su ser. Entonces sabemos que le pertenecemos y que nos guiará amorosamente hacia nuestra libertad, nuestra elevación espiritual y trascendencia. Siendo uno con ella trascenderemos nuestra condición de criaturas y nos convertimos en la propia Madre Tierra, dadores de luz de amor y con poder creador.
El amor es un caudal inagotable de energía que nos eleva cual Quetzalcóatl a las dimensiones más elevadas del Universo. Para ello ya se ha renunciado a la individualidad y a la ilusión de ser poseedores de cualquier cosa. Todo cuanto tenemos y somos no nos pertenece, procede de una fuente amorosa muy superior a nosotros y a ella nos entregamos. El Gran Misterio deposita en la Abuela y Madre Tierra su poder para que, impulsados por él, podamos volar y fundirnos con Él. La propia Tierra ha creado en nosotros, a través de la evolución, todo lo necesario para la obtención de la “liberación”. Mientras no se comprenda y sienta amorosamente tal llamada será imposible proseguir por la senda.

Cuando el “Pájaro de la libertad” nos ha tocado, nos ha susurrado  su palabra y luego ha emprendido su vuelo, es el momento de lanzarse a volar tras él. La llamada del Misterio, de lo desconocido, de lo incognoscible nos ha tocado. El “oso gris danzante” ya ha bailado machacando todo resto de ego e importancia personal. Ahora es cuando sumergiéndonos en los abismos insondables de lo desconocido sabemos y vivimos las Cuatro leyes de la Sabiduría, que también se denominan “leyes espirituales inalterables; con ellas emerge el mago, el sabio, el maestro interior plenamente desapegado.

-          Quien quiera que esté en un lugar es la persona adecuada para estar allí.
-          Cualquiera que sea el momento en que empecemos algo es el momento justo de empezar.
-          Lo que ocurre es lo único que podría haber ocurrido.
-          Cuando algo se acaba, se acaba.

No sirve el pretender entenderlas, hay que experienciarlas a través de la profundidad de la meditación y del desapego.

La impecabilidad fundida a la luz interior y pilotando la nave del amor nos proyecta hacia el infinito, hacia la “Fuente de todo cuanto es”, hacia la libertad total. A la fusión con la esencia y ser una gota fundida en el infinito. El desapego es tal que la muerte es vida, la “Acechadora” es ahora la otra cara de nuestra moneda. Hemos cruzado el Portal y desde su dimensión vemos que la llamada muerte nunca fue ni será. Sólo hay vida y consciencia, solo se es fluir en una corriente universal en la que se es sin ser y el Todo incluye todos sus seres. Se es sin ser, la identidad es al mismo tiempo la totalidad. ¡Al fin hemos llegado a casa! A nuestro hogar originario, pero esta vez con plena consciencia y sabiduría. Entonces nos damos cuenta de que no hay diferencia entre aquello que llamamos Absoluto o Dios y nuestro Ser. Este es el misterio de los misterios.

Un resumen y síntesis de esto último se plasma en la fórmula del guerrero tolteca:

Ya estoy entregado al poder que gobierna mi destino.
Y no me aferro a nada, así nada tendré que defender.
No tengo pensamientos, de modo que veré.
Nada temo, así que me recordaré.
Separado y en paz,
volaré más allá del Águila para ser libre.




Ernesto Cabeza Salamó

jueves, 26 de abril de 2018