miércoles, 11 de septiembre de 2013

Actividades en grupo o familia de Mabon 1ª Parte: "La Segunda Cosecha" "Inicio de Otoño"

Actividades en grupo o familia de Mabon
"La Segunda Cosecha" "Inicio de Otoño"
1ª Parte



     Ya hemos dicho que el equinoccio es un momento de perfecto equilibrio entre el día y la noche; pero ahora, a partir de este momento, la duración de la noche superará al del día. Con ello nos encaminamos a jornadas más cortas, a más frío, aproximándonos al invierno, la estación predominantemente yin.


 

      Su misterio está en que en este mágico momento asistimos por un lado con renovada alegría a la celebración de la abundancia que nos proporciona la Madre Tierra con la última cosecha y, por otro lado el sol entra en rápido declive iniciándose el otoño. La energía exterior disminuye contado cada vez más con el recurso de la propia energía interior. Se hace más importante la convivencia y el recurso del apoyo mutuo. La naturaleza a nuestro alrededor muestra fehacientemente su declive. Los árboles se despejan de sus hojas, buena parte de las aves se preparan para migrar a tierras cálidas del sur, otros animales se esmeran en obtener reservas con las que afrontar la hibernación o los duros meses invernales faltos de alimento y sobrados de frío. Nos recuerda la pérdida de vitalidad, la proximidad de la muerte y entonces el escalofrío del misterio recorre nuestro espíritu.
     Es momento de concentrar todo nuestro poder, agruparnos en grupos íntimos y compartir más horas con los otros haciéndonos más humildes, más respetuosos y tolerantes. Todas las actividades que vamos a proponer tienen que ver con esto último.


Construir y utilizar el “Palo parlante”

    Se trata de una actividad que nos viene de las tradiciones nativo-americanas dentro del contexto de la Rueda Medicinal. Ahora que las actividades en el exterior van menguando progresivamente a medida que el clima se enfría y acontecen las lluvias y granizos; la necesidad de compartir juntos se intensifica. Se hace oportuno favorecer un ambiente comunicativo, de apoyo mutuo y armonioso.
    La utilización en el grupo o en la familia del Palo o bastón parlante incide directamente en esta dirección confiriendo respeto, atención y reconocimiento sin importar las edades. El crear un espacio y tiempo en el que todo cuanto desee decirse se considera importante hace que los niños, incluso los de corta edad, estén impacientes esperando su vez y muestren con orgullo la satisfacción de sentirse importantes al aportar sus palabras y saber que aquello que digan va a ser escuchado por todos y se les va a dar valor a sus pensamientos y sentimientos acerca de sus inquietudes y la vida familiar. Es un excelente medio para aprender a ser respetuosos.

     Esta actividad consiste en construir un bastón parlante para todo el grupo o para la unidad familiar, lo que exige la cooperación de todos y la mutua aceptación en cómo hacerlo y cómo decorarlo.
     En el paseo o caminata vamos a permitir que el miembro más joven del grupo escoja un palo que le llame la atención. Puede ser cualquiera, pero va a convertirse en un objeto sagrado. Recomiendo que sea resistente y que pueda cogerse con la mano en su manejo, y con un grosor de a partir de 1cm. de diámetro. A partir de ahora empieza el trabajo comunitario de prepararlo. Se le arranca la corteza. Se observa sus detalles ¿su forma y textura os  recuerda algo? ¿Quizá algún animal o algún rostro de duende? Se le puede realzar o esculpir con la ayuda de un cuchillo, operación siempre supervisada por un adulto. 

     Quizá se desee grabar algún dibujo o símbolo que le dé un significado mágico. Seguidamente se suaviza su textura con un papel de lija muy fino. Ahora ya tiene un tacto suave y apto para decorarlo. Que cada cual sugiera o añada algo que tenga algún significado. Alguien puede atarle una cinta, otro puede añadirle alguna pluma, etc. Finalmente quizá se le quiera aplicar cera de abeja para suavizarlo más, protegerlo y darle un brillo dorado. Así ese palo inicial recogiendo la energía del grupo adquiere poder convirtiéndose en algo mágico, atrayendo el deseo de mirarlo, de tocarlo e incluso de abrazarlo. Acto seguido se hace una pequeña ceremonia para sacralizarlo haciéndolo sahumar con algún incienso o humo de planta aromática.
     Estando preparados para utilizarlo, reunámonos en grupo y expliquemos que el bastón parlante se pasa de persona a persona siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Quien recibe el bastón parlante tiene la ocasión de hablar sin que nadie pueda interrumpirle. En el turno digamos todo cuanto brote del corazón y de la mente. También puede ser que quien lo reciba no tenga nada que decir, o que su comunicación sea el silencio; en tal caso permanece en silencio tanto como necesite y finalmente diga “Mitakuye oyasin” o “Por todas mis relaciones” pasándolo al siguiente. Si dada la primera vuelta hay personas que tienen algo más por decir o contestar a lo ya dicho, se hace una nueva vuelta. Sólo cuando todos están satisfechos con lo que se ha dicho o acordado se da gracias y se abre el círculo. Si su convocatoria tiene por objetivo adoptar o tomar alguna decisión, el bastón parlante se irá pasando hasta que se consiga tomar la decisión con el acuerdo y consentimiento de todos. De acuerdo con la tradición indio-americana, si el tema a debate o de decisión es ciertamente importante para el grupo o la comunidad, le sigue el rito de la “Pipa sagrada” como supremo compromiso con la decisión adoptada; hasta el punto de estar dispuestos a morir en su ejecución y/o defensa.
     Cuando se habla con el “bastón parlante”, se consigue que la discusión adquiera una profundidad inusual y aporte un significado especial. La confianza y seguridad de que toda aportación será escuchada, se le prestará plena atención y respeto, surgiendo del corazón y del intelecto, asegura el sosiego y la armonía. Este compartir la sacralidad y solemnidad en una reunión familiar permite adquirir poder personal, sanar inseguridades y aprender una importante lección acerca de la respetuosidad y la humildad compartida. La expresión de cierre podría ser: “Demos gracias por la sabiduría obtenida y que todo cuanto se haya dicho sea por el bien del grupo y de todas las relaciones”.


Realizar un “Collar de maíz” al estilo de los indios norteamericanos.

     Es una actividad muy adecuada de estas fechas, que manifiesta el regocijo y agradecimiento por la cosecha realizada y una hermosa forma de vincularse con la estación. Los simples y humildes granos de diversos colores son como joyas en honor a la  Madre Tierra.  Ofrece una belleza singular.
     Las antiguas comunidades celtíberas e iberas de orillas del Mediterráneo ya conocían el maíz desde tiempos muy antiguos. Fueron los comerciantes fenicios y griegos quienes lo aportaron desde Asia. Pero fue con el contacto con el Nuevo Mundo cuando llegó a Europa atlántica y central.

    El maíz es un cereal muy peculiar pues aparece en mazorcas compactas y existen diversas variedades de diferentes colores; lo cual permite el combinar los diferentes granos de colores y posibilita variados diseños. Son como pequeñas gemas creadas por la Madre Tierra y representan sus frutos y su abundancia. En las tradiciones nativo-americanas antes y, actualmente, en muchos países de América, el maíz constituye el principal cereal de consumo humano, por ello representa la generosidad de la  Madre Tierra; de tal modo que, a veces, al dirigirse al Espíritu guardián de la dirección Sur se le llama directamente como Madre Maíz. Hacer, por ello, collares con este grano y ponérselos es un acto de respeto, agradecimiento y de vinculación con la  Madre Tierra.  

    Tiene un sentido sagrado. Cualquier collar o pulsera en esencia es un círculo y éste es un símbolo arquetípico del Universo y la Creación. Es la imagen de la Rueda de la Vida o Rueda Medicinal. Tanto en un lado del Atlántico como en el otro los círculos de piedras con sus direcciones figuran en sus manifestaciones espirituales y arquetípicas. Los colores utilizados pueden variar. Los colores que las representan pueden variar ligeramente de cultura a cultura, pero sorprende sus correspondencias. Tenemos los colores: blanco, negro, amarillo y rojo y hay, asimismo, granos de maíz de tales colores, además de marrones. Según la Rueda Ontoenergética el Norte y su guardián representante del elemento Aire se corresponde al blanco; el Este y su guardián  representante del elemento Fuego se corresponde con el rojo; el Sur y su guardián representante del elemento Tierra en su aspecto Naturaleza se corresponde con el amarillo; el Oeste y su guardián representante del elemento Agua se corresponde con el azul o el negro; y la Tierra como Abuela se representa con el marrón o anaranjado.
    Al crear un círculo reproducimos una versión de la Sagrada Rueda Medicinal; y si, además, lo hacemos de forma consciente y deliberada, el acto se transforma en una creación e incluso en contemplación. Un collar de granos de maíz debe considerarse en este sentido.

    Vamos a tomar unas cuantas mazorcas de granos de distintos colores. Se pueden reutilizar las mazorcas con las que en Mabon pasado decoramos puertas y estancias; esto es, justamente, otra de las actividades a realizar. Desgranemos las mazorcas seleccionadas dejando caer sus granos en un bol o en distintos boles según colores. Si el trabajo se realiza en el exterior, un jardín o en el campo, dejemos que los granos que caigan al suelo sirvan de alimento de aves y animalitos del lugar. Seguidamente pongamos a hervir agua y con ella cubrir los contenidos de los boles y que queden en remojo en un mínimo de quince minutos, ablandándose; cuando los veáis lo suficientemente blandos, los secamos con un paño de cocina o toalla y los disponemos sobre la mesa de trabajo. Ahora enhebramos hilo de coser en la aguja con hilo doble y contando con la longitud suficiente para que pase holgadamente por la cabeza del interesado añadiéndole unos diez centímetros más. Hagamos primero el nudo inicial del collar dejando cinco centímetros de hilo en el extremo y atravesad los granos con la aguja por su base por ser la parte más blanda del grano. Entre grano y grano insertado se puede hacer un nudo, pero no es necesario. A medida que se van agregando, apretad los granos para que queden bien juntos. El diseño del collar que sea a criterio de cada cual, sea la combinación al azar o siguiendo ritmos de grupos de colores que se irán repitiendo hasta que el collar se concluya. Cuando el collar está realizado tan sólo nos queda atar los dos extremos del hilo y congratularse con el resultado. Esperad que los granos se sequen al aire libre o al sol antes de colocárnoslo. Estos collares se pueden hacer para llevar, pero también como elemento decorativo en los marcos de los cuadros, de las puertas, en lámparas o los sujetaremos en la pared como ornamento. Estos collares se pueden ir haciendo de mayor complejidad llegando a ser dobles o triples y pudiendo utilizarse como guirnaldas y en la decoración de ventanas y puertas como veremos con prontitud. Collares hechos con granos de color rojo o granate son muy adecuados para regalar como reconocimiento a la muchacha en su primera menstruación, este momento tan importante de tránsito y transformación en su vida. También se puede hacer como afición para regalar a amigos y conocidos de todas las edades.

    También se pueden hacer collares insertando palomitas de maíz, coloreándolas con colorantes alimenticios, pero son más indicados como guirnaldas y adornos de tipo navideño sobre el árbol de Yule en el Solsticio invernal, como veremos en su momento. Se tiene que tener en cuenta que los collares de palomitas de maíz son muy frágiles para llevarlas puestas deshaciéndose con facilidad.


 



 








Hacer una almohada de sueños

     Entrando en el Otoño es un verdadero placer empezar a abrigarse en las noches ya más frescas, cuando se empiezan a rescatar las colchas y mantas del armario o arcón. El placer de gozar de la calidez del lecho y descansar o dormir en él.

     Por otra parte, al ser Mabon, la Puerta del Oeste nos indica la dirección del Misterio, de aquello que queda más allá de lo obvio y de la consciencia ordinaria. ¿Cómo se manifiesta la otra realidad en nuestra mente? La respuesta es que en lo común, a través de lo onírico, sea en sueños o ensueños. Las vivencias oníricas y sus símbolos, sean personales o arquetípicos nos ponen en contacto con el subconsciente oceánico y su misterioso contenido.
    Armonizando estos dos aspectos aparece la opción de esta actividad en la que el aroma de una almohada nos ofrece la dulzura del descanso sosegado y nos conduce a sueños profundos y significativos. Las noches, ya más largas, son las indicadas para soñar.


    Ya en el artículo: “Actividad ontoenergética de invierno: Los Sueños” en Cepsiblog (12 de Diciembre de 2012), hablamos del significado de  éstos en la vida de algunas culturas como la Senoi en Asia y la de los Naskapi en Canadá. En este apartado es útil hacer referencia a ello por ser un tema a propósito y muy sugeridor.
    A todos nos beneficia las almohadas de sueños. Como adultos comprometidos con la auto realización favorecemos tomar consciencia tanto de nuestros conflictos como de obtener sugerencias existenciales. Y para nuestros hijos el que se relajen, sueñen y luego recordándolos puedan compartirlos al día siguiente.

     Por otra parte en su realización todos obtenemos satisfacción. Los mayores realizando todo el proceso desde el corte de las telas en cuadros, el coserlas a mano y después rellenarlos; a los más jóvenes jugando en el rellenarlas de las aromáticas hierbas y flores. Hasta en su decoración seguramente querrán participar activamente.
     No tratamos aquí de los cojines relajantes alargados  y curvados para colocar bajo la nuca y rodeando el cuello para destensar esta zona de frecuente tensión, sino de verdaderas almohadas sobre las que apoyar la cabeza para dormir. Aunque la parte técnica sea muy parecida, su finalidad es diferente. Nuestras almohadas no tienen por qué ser de las dimensiones de una normal, pues necesitaríamos quilos de flores e hierbas para realizarlas. Nuestra propuesta es la de hacer almohadas de sueños con recortes de tela cuadrados de unos 15 a 25 centímetros de lado; estos últimos se pueden considerar ya grandes.

     Empezamos escogiendo telas, que evidentemente deberían ser de fibras naturales; la lana puede ser algo molesta, siendo el algodón y el lino lo más aconsejable y, si se quiere, también la seda natural. Como las almohadas son algo muy personal, a todos les gustará escoger el estampado. Una posibilidad es revisar las telas guardadas en arcones y vestimentas antiguas para ver qué se puede reciclar, otra opción es acudir al mercadillo ambulante o del barrio o localidad para ver qué retales económicos y que gusten se puedan encontrar.

     Los colores más favorecedores para el descanso son de la gama fría, desde los verde-azulados hasta los violetas, pero a los niños, seguramente, les entusiasmará los colores vivos, brillantes y cálidos desde el amarillo al granate o, incluso, de mezclas psicodélicas; lo importante es que se sientan a gusto con ellos; es más importante que les guste o deseen y no tanto lo otro.
     Una vez seleccionadas  las telas se recortan en cuadrados con las dimensiones dichas poco antes. Tengamos cuidado de asegurar cuál es la cara de la almohada exterior y cuál la interior. Las caras, digamos, buenas (exterior) ahora deben mirarse en el interior y sujetamos las telas con alfileres por los lados. Seguidamente las cosemos con punto sencillo un mínimo de 2,5 centímetros del lado. El espacio que debe contener el relleno debe ser de siete centímetros de lado como mínimo. Las puntadas deben ser muy próximas para impedir que el contenido vegetal menudo se pierda entre ellas. Al coserlo debemos tener en cuenta el dejar abierta una  cara para poder darle la vuelta después e introducir el relleno. Una vez cosido, damos la vuelta a la almohada de modo que el lado “bueno” quede ahora en el exterior y el cosido quede ahora invisible con las esquinas bien puestas.
     Nos queda rellenarlos tomando como referencia tazones de hierbas secas. De acuerdo con el tamaño el número de tazas va a variar, Pero como mínimo utilizaremos dos tazones. Ya calcularéis las proporciones si utilizáis más de dos. Luego sólo quedará coser  el lado por el que se ha rellenado.
     Las recetas son muy personales. Las almohadillas relajantes se confeccionan con flores de lavanda secas; pero para nuestro propósito de favorecer los sueños, es muy preferible la artemisa.
     A continuación propongo cuatro posibles recetas de combinaciones:

    1ª. Para conciliar el sueño y soñar: ¾ de taza de artemisa. ¾ de taza de flor de lavanda. ¼ de taza de pétalos de rosa. ¼ de pétalos de amapola.
     2ª. Para recordar sueños: ¾ de taza de artemisa. ½ de taza de romero. ½ de taza de flor de lavanda. ¼ de taza de manzanilla.
     3ª. Para facilitar sueños lúcidos: ¾ de taza de flor de lavanda. ¾ de taza de artemisa. ¼ de taza de salvia. ¼ de taza de hoja de laurel desmenuzada.
     4ª. Para soñar potenciando la salud: ½ de taza de flor de lavanda. ½ de taza de artemisa. ½ de taza de hoja de laurel desmenuzada. ¼ de taza de hoja de eucalipto desmenuzada. ¼ de taza de tomillo.

    La Artemisa estimula el soñar y ensoñar.
    La lavanda relaja, da claridad y potencia la creatividad.
     El laurel potencia la creatividad y activa la salud.
     El romero favorece recordar sueños.
     La salvia favorece la creatividad y purifica.
     Los pétalos de rosa dan apacibilidad.
     Los pétalos de amapola ayudan a conciliar el sueño.
     La manzanilla ayuda a conciliar el sueño.
     El tomillo es aséptica y vitalizante.
     El eucalipto induce calma y un buen respirar.

    Las almohadas son especialmente eficaces si sus componentes o buena parte de ellos proceden del propio jardín o de cultivo propio, sino pueden conseguirse en herbolarios o en tiendas de alimentación.
     Se pueden añadir o crear las propias recetas a partir de gustos personales, añadiendo otras hierbas o flores secas como pétalos de jazmín, hojas de maría luisa,  de azahar, fruto de clavo, virutas de palo santo o de sándalo entre otras.

     También puede añadirse pequeñas gemas; los colores violetas y azules se relacionan con los sueños agradables, curativos y hasta premonitorios (amatista, azurita, lapislázuli, turquesa, etc.). Los cristales amarillos como el topacio o el cuarzo citrino producen sueños suaves y refrescantes y las piedras de luna activan la conexión con el poder ensoñador lunar.

 
     Quizá los niños, además, deseen que se añada siluetas de símbolos afectivos como soles, lunas, estrellas, flores, mariposas, etc., que pueden coserse a la almohada; así como realizar bordados, pero es mejor preverlo y realizarlo antes cuando los cuadros de la almohada están sueltos.
     Para consagrar las almohadas se puede hacer un pequeño ritual en el que se sahúme con algún incienso o aplicarle algo de aceite esencial de lavanda o de salvia. Luego las abrazamos conectándolas con el corazón y que nuestros hijos hagan lo mismo con la propia pudiéndolo acompañar de alguna oración. ¡Ya están listas para cumplir su función!
    Muchos son los testimonios que afirman rotundamente sobre el efecto de las mismas tanto en niños como en adultos, asegurando que se duerme más profundamente, recuerdan más los sueños, aparecen menos pesadillas y surgen creativos e interesantes relatos que compartir.


Decoración de puertas y ventanas de Mabon


     Generar un ambiente en el hogar que sea armónico con el entorno energético de Mabon es el objetivo de esta actividad. La creación de unos elementos escenográficos sitúan el contexto de lo que se está dramatizando enfocando la consciencia y atención, creando un ámbito de percepción y apercepción significativa.

     En Mabon, en el Equinoccio otoñal, se da el tránsito de la vida extrovertida en relación con el mundo exterior (Yang) al ámbito del mundo doméstico e interior (Yin). El exterior se hace progresivamente inhóspito y es necesario adecuarse a una vida hogareña, de mayor contacto y comunicación; al tiempo que se recoge la última cosecha y se agradece a la Madre Tierra por sus dones como ya hemos dicho anteriormente. Crear en el hogar un ambiente que nos sitúe anímicamente con este fenómeno vivencial de conexión con el espíritu del otoño y con la Madre Tierra. En las orillas mediterráneas, estas fechas aún transcurren en un clima benigno en el que aún se recogen las uvas, las granadas, los higos, los membrillos y las castañas entre otros, todos ellos frutos típicos de fines de verano e inicio de otoño, al tiempo que algunos montes se cubren de los tonos anaranjados y rojizos de los madroños que simultáneamente florecen y maduran; y también es el momento en que las setas silvestres afloran generando un ambiente mágico en el campo y bosque. De la tradición americana nos llega, asimismo, la festividad de la “Acción de gracias”,con la tradicional ornamentación de mazorcas de maíz de diversos tipos y colores. Con todo ello tenemos enormes posibilidades de ideas y materiales con los que ornamentar. La combinación de imágenes murales de dibujos o fotografías del paisaje de la fecha más los motivos de frutos secos como nueces, avellanas, almendras y castañas nos ofrecen un contexto evocativo; las largas hojas del castaño y las amplias y recortadas de las higueras y las vides se pueden agrupar y con ellas preparar hermosas composiciones, la variedad enana de granado ofrece pequeñas granadas de tonos desde el amarillo anaranjado al granate muy decorativas, constituyendo un elemento decorativo apreciado que, a la vez, se conecta perfectamente con Mabon a través de la alusión a Perséfore y los míticos granos de la granada. Igualmente contribuyen a la ornamentación de la ocasión las diosas de la cosecha preparadas en Lughnasadh y que, como entonces agradeciendo la Primera cosecha, sirven igualmente ahora para agradecer la Segunda.

     Es labor de todo el conjunto familiar el adornar la puerta principal, después cada cual puede hacer los adornos pertinentes para decorar la puerta de su propia habitación.

 
    El adorno tradicional de Norteamérica son tres mazorcas de maíz entrelazadas que ya se venden preparadas. Aquí se pueden combinar círculos hechos con tallos de vides silvestres en los que se insertan pequeñas mazorcas, frutos secos y granadas grandes o pequeñas, así como añadiendo hojas de castaño, plátano, vid o higuera. Los círculos o formas curvas también se pueden hacer de tallos finos de sauce trenzados a los que se insertan los detalles antedichos. Lo mismo que en otras actividades, lo importante es que lo que constituya el adorno sea significativo para el grupo.

      El material que se necesita para insertar consiste en hilo de pescar y pegamento rápido. Si lo hacen los pequeños deben estar bajo supervisión de adultos.

     Otras sugerencias propias para añadir a la base de adorno pueden ser las que siguen:


 
-          Tomando manzanas de diversos tamaños, si las cortamos de forma transversal, su corazón tiene la forma de una estrella de cinco puntas, símbolo de los cinco elementos celtas. Si cortamos lonchas de un espesor de un centímetro obtendremos círculos con una estrella de cinco puntas en su centro y de diversos diámetros. Estas lonchas las colgamos, pinchándolas con alfiler enhebrado de hijo cerca de su borde, al sol y el aire. Cuando se sequen quedarán muy bonitas. Luego con ellas se pueden realizar colgantes y como collares muy decorativos.












-      Otra sugerencia ya apuntada anteriormente es la de insertar collares
 de maíz a la base previa.
-          El añadirle plumas, gemas, espejitos, nueces, semillas de diferentes tamaños sea corrientes o exóticas; flores secas e hierbas de las que se recogieron e Litha también pueden constituir bonitos adornos. 

     Además de los motivos que representan la gratitud por la abundancia de la Madre Tierra, también es importante incluir símbolos de todo aquello que se ha cosechado a lo largo de este año, sirva como ejemplo el insertar un cochecito de juguete si durante el año se ha adquirido o cambiado el vehículo familiar; o un dibujo de lavadora. Estos logros se pueden modelar en arcilla o plastilina, o dibujarlos, o esculpirlos sobre madera o en pirograbado. Si uno de los niños ha aprendido a escribir o leer se puede colgar alguno de sus escritos; si se ha realizado algún viaje colocar alguna fotografía o algún pequeño souvenir del mismo; y con imaginación se puede representar simbólicamente los muchos bienes conseguidos durante el año mostrando nuestra gratitud a la vida por los mismos ya sea gozados en colectivo como en individual.
     Es interesante colocar en el altar de Mabon estos detalles de agradecimiento especial en el momento de efectuar el ritual.

     Asimismo, para enfatizar el ambiente otoñal en el hogar, es común pegar hojas secas y de colores otoñales en los cristales de las ventanas (por la parte interior).





Decoración de la mesa  y creación de máscaras de Mabon

     Siguiendo en la misma línea que en la  actividad anterior de decorar puertas y ventanas, ahora podemos proponemos crear la decoración de la mesa donde vamos a comer o cenar celebrando Mabón. Esta comida es por sí mismo un rito como veremos en actividades de familia y amigos, pera antes hay que crear el ambiente que acompañe los platos y el banquete. Las tiras trenzadas de tallos con hojas y frutos adheridos son buenas ideas, así como colocar tiras o círculos de collares de maíz de los colores de la Rueda medicinal. Pero además se pueden preparar algunos Candelabros de Mabon, como una sencilla manualidad asequible a todos. Necesitamos cartón sobre el que trazar circunferencias de unos 15 centímetros y luego recortar, un rollo de papel de aluminio con el que luego forraremos estos círculos de cartón, lápiz, tijeras, barita de cola, tubo de pegamento, hojas secas de diferentes tamaños que se recogerán por el campo así como frutos pequeños otoñales tales como bellotas, castañas, piñitas, nueces, avellanas, etc., y una vela de té por candelabro. En una mesa de cuatro comensales con un candelabro y dos velas de té es suficiente, pero si la mesa es más larga pueden necesitarse hasta 4 candelabros de este tipo con una vela de té en cada uno. 
 
     Es una actividad en la que de un modo u otro participaremos todos con ideas y ejecución. Empezamos dibujando en los cartones los círculos de unos 15 centímetros de diámetro. Es mejor cartón de caja que cartulina, por ser ésta más delgada y frágil. Una vez trazadas las circunferencias se recortan; seguidamente hay que forrarlas cuidadosamente con el papel de aluminio, para ello ponemos pegamento en la base del cartón y se va forrando y presionando para que el papel de aluminio se pegue bien. Se hace con las dos caras. Se elige la que ha quedado mejor como base del candelabro. Ahora pegamos las hojas y frutos sobre el papel de aluminio dejando un pequeño espacio en su centro donde colocar la vela de té, o en su caso, dos. Todas serán diferentes y decorativas acompañándonos en la comida y cena.

     Otra entrañable manualidad unida al ambiente y contexto de Mabon, especialmente pensada para los niños y sus juegos de Mabon, lleven o no disfraces de la celebración, es el preparar Máscaras de Mabon; otra sencilla manualidad en la que, sin duda, querrán participar sus destinatarios.  
Para hacerla necesitamos cartulina del color preferido, hojas secas y de colores y algunos pequeños frutos otoñales como bellotas o avellanas, o pequeñas piñitas, que recogeremos en la caminata de recolección; pegamento, tijeras, lápiz, pincel y goma elástica o cordelito. Se puede añadir además purpurina en gel o purpurina normal para darle un brillo especial. Empezamos dibujando en las cartulinas un antifaz del tamaño que se prefiera recordando abrir los agujeros para los ojos y cerciorarse de que encajan las distancias con los del niño que la usará. Seguidamente es importante colocar la gomilla elástica o cordel con la que se la ceñirá en torno de la cabeza (considerar que debe quedar resistente para que no se le rompa apenas empiece a jugar). Ahora pegamos las hojas y los frutos al gusto. Así ya está, pero si se quiere se le puede añadir purpurina en gel o usar purpurina normal y añadirla sobre cola blanca, que una vez seca será transparente y dará mayor dureza a la máscara. Por supuesto también se pueden hacer para adultos y así Participar todos del juego y la fiesta.

     Así como en Ostara y Beltane se realizaban coronas y guirnaldas con flores, ahora en Mabon se pueden realizar coronas de ramas de encina con bellotas, que se pueden pegar, y si por el lugar hay, se pueden añadir algunas flores de madroño, que florecen en estas fechas. Con las máscaras y las coronas de Mabon nuestros hijos disfrutarán tanto haciéndolas como utilizándolas.
Atuendo y corona de Mabon

     La realización de estas tres actividades se puede hacer simultáneamente si la actividad se distribuye en tres grupos.

Ernesto Cabeza Salamó.